¿Estás cansado de tratar de escribir bien? ¿Te chocan esas normas del lenguaje que nunca pudiste poner en práctica? ¿Envidias el estilo de algunos redactores de prensa? ¡Entonces no desesperes más! ¡Escribe mal siguiendo estos simples pasos y vuélvete la envidia de tus amigos!
1) Empecemos con los nombres de los personajes. Tienen que ser algo simbólico, que exprese la personalidad del sujeto. Si el traficante de tu novela se llama “Miguelito Escobar” y la millonaria heredera es “Party Hilton” ¡Felicidades! ¡Aprendes rápido!
2) Si el personaje está basado en una figura histórica, mete una referencia, que siempre queda bien. Si el dictador de tu novela histórica no se llama Alejandro Fidel Ruz Castro, lo estás haciendo mal.
3) Todos los personajes secundarios deben tener nombres parecidos, para que el lector los identifique con facilidad. Arnaldo, Alonso, Aroldo y Alfonso no se prestan en lo absoluto a confusión.
4) Si escribes fantasía, el protagonista de la trilogía (porque tienen que ser tres libros, a juro) debe ser un misterioso guerrero con túnica y el rostro en sombras. Eso nunca se ha hecho.
5) Dos palabras: jerga técnica. Si los personajes se suben a un helicóptero, que uno de ellos explique cómo funciona el helicóptero y por qué, no importa si tú no lo entiendes. Mete tecnicismos, pa’ que parezca más inteligente la vaina.
6) En algún punto de la historia (o en varios), debe haber una escena de sexo. Entre más inesperada y fuera de lugar en apariencia, más éxito tendrás en esta misión.
7) Si el personaje está bravo, pues que diga “¡Estoy bravo!” Ya. No tiene objeto demostrarlo con sus acciones, eso gasta tiempo y espacio (que puedes dedicar a más escenas de sexo).
8) No olvidéis, apreciados discípulos, de adornar vuestra prosa con grandilocuencia y adjetivos fastuosos. “María despertó adolorida” no tiene clase, no tiene alcurnia. “María se desprendió de los brazos de Morfeo para emerger en un mundo material, físico, con sablazos de dolor afincándose en su espalda” es mejor desde todo punto de vista.
9) Si tu protagonista es un quinceañero, ¿quién dice que no puede saber cómo se maneja una lancha? ¡No dejes nunca que incongruencias se metan en el camino de la acción!
10) Siempre… que puedas… usa… puntos… suspensivos…
11) ¡Y signos de exclamación! ¡E interrogación! ¿¡¿¡¿¡¿¡¿O sea, qué te pasa?!?!?!?!?!?!
12) Perder tiempo editando un texto es para maricas. Dale a F7, corriges la ortografía y ya.
13) El villano no puede tener aspectos positivos en su personalidad. Es el malo, broder, duh.
14) Cuando quieras hacer énfasis en algo, usa cursivas y asegúrate de hacerlo el mayor número de veces posible. El mayor número de veces posible.
15) ¿Dónde está escrito que en cada capítulo de la novela la trama tiene que avanzar? Ya que estamos en eso, el libro ni siquiera tiene que empezar con un evento interesante. Es tu historia, tómate el tiempo que quieras. Dale, en serio.
16) Los diálogos no tienen por qué ser distintos entre sí. La puta con el corazón de oro y el cura de sesenta años pueden hablar exactamente igual. Todos somos iguales a los ojos de Dios, hermano.
17) ¿Te acuerdas de que en los Power Rangers todo estaba bien al principio, en el medio sale el monstruo y todo está igual que antes al final? Eso es perfecto para tu libro. El término “arco argumental” es algo que la gente dice para sonar inteligente (ver consejo 5)
18) Si el cuento es un misterio detectivesco, el asesino tiene que ser un tipo que no vimos nunca hasta que el protagonista lo descubre. Así el lector no puede adivinarlo tampoco, ¿entiendes? ¡Profundizas el misterio!
19) La pasividad es una virtud. Si el protagonista llega a su casa para descubrir que han forzado la cerradura y que el intruso probablemente sigue en el inmueble, haz que entre a averiguar por sí mismo. O mejor, que no haga nada, que se quede parado. Sólo un estúpido sacaría su celular para llamar a la policía.
20) ¿Te encantó Matar A Un Ruiseñor? Parafraséalo completo en tu libro. ¿Quién se va a dar cuenta?