lunes, 11 de abril de 2011

De la Vez que El Seeker fue un Debutante (y otros relatos)

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Hace poco estuve en una feria del libro organizada por el gobierno messsmo de nuestra nación. Siendo sincero, ha sido la mejor feria en la que he estado, principalmente porque todas las grandes editoriales tenían stands -desde las más comunistas a las más capitalistas transnacionales y malvadas. Asistí con Chica Punk Smart y su mamá, Editora Badass, al Teresa Carreño, donde apenas entrar, nos regalaron un libro (que El Seeker aceptó sonriente y sin ver la portada, porque a El Seeker le gustan las cosas que son gratis).



Fuimos después al stand principal, donde el director de Monteávila (amigo personal de Editora Badass) estaba presentando su nuevo libro. Fue un momento interesante, porque llegamos antes de la presentación y Editora Badass me presentó a algunas figuras importantes, incluyendo al antedicho director, en un intercambio que fue más o menos así:


EDITORA BADASS: ...y él es El Seeker.

MONTEÁVILA: Ah, qué bueno.

EDITORA BADASS: Él escribe también, una prosa muy limpia, y está redactando su primera novela.

EL SEEKER: ... ... ... :D?

MONTEÁVILA: Oye, qué bueno saberlo, ¿es bueno?

EDITORA BADASS: Es bueno, vale la pena que lo tengas en consideración.

EL SEEKER: ... ... ... :D?

MONTEÁVILA: Bueno, entonces sabes que tenemos las puertas abiertas, Seeker.

EL SEEKER: ... ... ... :D?



La presentación en sí estuvo bien, salvo por el hecho de que uno de los presentadores, Mr. Spoiler, echó el cuento completo del libro. Chica Punk Smart me decía que no tenía sentido lo que estaba pasando, porque Mr. Spoiler es escritor también y, en teoría, debería saber que lo que haces en esas situaciones es una introducción. Así que en esa breve intro de cuarenta y cinco minutos, nos enteramos quién era el bueno, quién era el malo, cómo actúa cada uno y qué pasa al final. La gente parecía estar de acuerdo con la exposición, dejándonos a los tres en un islote de incomprensión que estaba destinado a quedarse así.

Pero el libro por lo menos parece interesante.


Terminada la presentación, liberamos a los bárbaros literarios que guardamos dentro y caímos sobre los stands como el martillo de Dios. Gastamos lo suficiente como para comprar un país pequeño entre los tres (porque cuando hablas de libros, no existe algo como "demasiados libros"). Fue ahí donde El Seeker consiguió Neuromante, de Gibson (William, no Mel), que abre con "El cielo del puerto tenía el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muerto". ¿Qué quieres que te diga?


De verdad que había burda de variedad, desde lo último en autoayuda hasta clásicos de la ciencia ficción como el que mencioné. Y entonces, mientras un vendedor nos explicaba a Chica Punk Smart y a mí algo sobre ventas o pósters o cómics (no estoy seguro, no estaba prestando atención), lo vi pasando justo frente a nosotros. Señalé con el índice, "Luis Britto".

Nos congregamos a su alrededor y Editora Badass, amiga personal de Britto, lo saludó e introdujo a El Seeker, en un intercambio que fue más o menos así:







EDITORA BADASS: ...y él es El Seeker.

LUIS BRITTO: (sonríe) Hola.

EL SEEKER: ... ... ... :D?

EDITORA BADASS: Él escribe también, una prosa muy limpia, y está redactando su primera novela. También es abogado, como tú.

LUIS BRITTO: Oye... has elegido muy malas profesiones (sonríe).

EL SEEKER: Malísimas. Muy malas, señor, Luis Britto García, señor, autor de Rajatabla. Lo que dijo es absolutamente correcto.

LUIS BRITTO: El mejor consejo que te puedo dar es... nunca aceptes consejos de otros escritores.

EL SEEKER: ... ... ...Eso fue increíble.

CHICA PUNK SMART: Tenemos un grupo literario y usted ha influído en nuestro estilo.

LUIS BRITTO: Oh-oh.

CHICA PUNK SMART: Estamos en Internet y...

LUIS BRITTO: Oye, ¿me puedes dar la dirección?

CHICA PUNK SMART Y EL SEEKER: La... direc, ¿la dirección?

EL SEEKER: Cla- claro.

CHICA PUNK SMART: Creo que se me olvidó.

EL SEEKER: Creo que es wikipedia.org.

CHICA PUNK SMART: Yo siempre me acuerdo, pero hoy no... sé qué... pasa...

EL SEEKER: Wikipedia me suena como familiar.

LUIS BRITTO: (saca bolígrafo y papel) Puedo anotarlo aquí.

EDITORA BADASS: Es "Letras a Litros".

LUIS BRITTO: (anota) O... key. Muy bien, los estaré leyendo.

CHICA PUNK SMART: Leyendo. A nosotros.

EL SEEKER: Eso es... hay una forma de... yo me acuerdo que el otro día... ¿dónde, dónde está....?


Porque cuando Luis Britto, representante del boom por parte de Venezuela y una pala en el postmodernismo (yo lo llamo "El Hubert Selby Jr. Venezolano") te dice que te va a leer, te acuerdas de todos esos defectos de estilo que sabes que tienes.

Fue un momento muy especial para El Seeker, nunca había conocido cara a cara a otro escritor que admirara. Creo que él ya supera los ochenta años, pero tiene la mente clarísima. Fue un raro caso en que la figura que admiras resulta también del carajo en persona. Conversamos poco, pero fue arrechisísimo.


* * *





Bebo jugo de naranja como un motherfucker.


* * *


Hace poco leí "Cuernos", de Joe Hill (lo conseguí en SUMA, del Concresa. No sé si he dicho esto antes, pero ese es el spot. Si estás buscando libros en español a buen precio, vete pa' allá, no seas boludo). De pana, tremendo libro. Es una mezcla de terror con comedia oscura, la historia de Ig Perrish y cómo un día, después de una tremenda borrachera, se despierta con un par de cuernos saliéndole de la cabeza. Lo que es peor, la gente le cuenta sus secretos más oscuros y algunos, las almas verdaderamente malvadas, los ejecutan.


Amo el estilo de Hill. Como dice Athenea, la vendedora de SUMA (rockea demasiado esa caraja), "él tiene un estilo muy fresco, sabrosón". Deja lo que estés haciendo y vete a comprar este libro ya.


* * *


Hay días en los que es innegable que Dios tiene un perverso sentido del humor.


Como cuando te levantas medio aturdido y lo único que te provoca es darte un baño porque te quedaste la noche anterior bebiendo con tus panas y no estás completamente seguro de qué fue lo que tomaste, porque te seguían ofreciendo alcohol y mientras así sea, tú sigues bebiendo. Te paras a la mañana siguiente y al abrir el grifo del lavamanos te percatas de que ese día, de todos los putos días, no hay agua.

Lo que yo quiero que me expliquen es ¿por qué, por qué coño, en la segunda década del siglo XXI, no tenemos agua? ¿No estamos en un país que avanza a pasos agigantados por la Revolución Bonita (tm)?


A veces siento que estamos viviendo en Puerto Príncipe.


* * *


El sábado fue la celebración del cumpleaños de uno de mis mejores amigos, El Kirko Jammet (esta sección está vinculada con la anterior).
La frase de la noche fue "...y este carajo trajo esta botella. Yo nunca había visto esta clase de alcohol, pero plomo".


* * *

lunes, 21 de marzo de 2011

5 Cosas Que El Seeker Está Disfrutando Ahora

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Bienvenidos a El Día Random de El Seeker ™: 



 

1) Marte Rojo, de Kim Stanley Robinson: 


¿Sabes esos casos en los que agarras un libro, lees lo que sale atrás y es amor a primera vista? Bueno. Un relato de brillante ciencia ficción, en el que la raza humana empieza la colonización de marte, partiendo de que “si el hombre no se puede adaptar a marte, hay que adaptar marte al hombre”. Seguida por Marte Verde (en el que el planeta rojo se ha modificado para la vida humana) y Marte Azul (los efectos a largo plazo de la colonización), la Saga de Marte es una joya de esas que vuelven locas a tus hormonas de nerd. I love it long time, all the time.


2) Medieval II: Total War:


Es un juego viejo, pero me gusta, pues. Aunque lo juego menos de lo que quisiera, es una verdadera épica medieval en la que eliges a una facción y vives una aproximación de lo que era ser un señor feudal en la época de la primera cruzada. Hay política, la intervención de la iglesia en todo, personajes históricos reales, eventos históricos reales (la invasión mongola y la peste negra, por ejemplo) y los gráficos son un deleite (la foto es una toma del juego, no una cinemática). Si te gusta la estrategia o el período feudal, es imperdonable que no juegues esto.


3) Paranormal Activity:


Ya sé que a mucha gente no le gustó, pero a mí me encantó. Quizá tiene que ver con que yo la vi a la una de la madrugada, que es cuando todas las cosas creepy de la película pasan, pero me aterró y me encanta cuando eso pasa. Como dijo Roger Ebert, “es una película en la que la mayor parte del tiempo no está pasando nada, pero créeme que no es aburrida”. Además que funciona en base a la mitología demonológica que existe ahorita (hay cinco fases demonológicas y la película las sigue al pie de la letra) y las actuaciones son de la vida misma. Apaga las luces, ve esta película a solas y, si puedes, tarde. De pana. 


4) Punisher MAX:

 

Garth Ennis es el papá de los helados. Todo lo que escribe ese carajo se convierte en oro, es impresionante. Desde Preacher hasta Crossed, el pana toca una vena de sinceridad que se balancea entre el drama y el humor (en su vertiente más negra, claro). Punisher MAX, una serie del superhéroe de la Marvel, está dedicada a un público adulto. Olvídate de ver a superpoderes por ahí, olvídate de súpervillanos megalómanos. Frank Castle es un hombre de tardíos cincuenta años que vive bajo el peso de una obsesión. Es brutal, frío e inclemente. Muchas veces peca de monocromático, aunque los personajes secundarios son tan coloridos que compensan la cuestión. Si eres de los que cree que los cómics están por debajo de la literatura, una forma de arte inferior, cállate y lee Punisher MAX (o cualquier cosa escrita por Garth).


5) The Beatles:

 

¿De verdad necesito explicar por qué la música de los Beatles rockea? Eso pensé.

Los 15 Minutos de Pena

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Estaba leyendo una entrevista a un escritor popular y, entre las preguntas regulares aburridas (“¿De dónde sacas tu inspiración? ¿Desde cuándo escribes?”), hubo una que me llamó la atención. Es original y es de esas que te hacen ir a los oscuros rincones de tu memoria, esas cosas que quieres olvidar. 

“¿Cuál ha sido el momento más vergonzoso de tu vida de escritor?” 

Porque lo hay.

Si escribes y muestras lo que has hecho, hay algo que cuando te mencionan, volteas la cara y te haces el loco.

En el caso de El Seeker, se trata de una historia que terminó publicada en un site dedicado al horror (como “género”, no como “cosas que apestan”, que es probablemente en donde esa historia pertenece). La escribí cuando tenía como dieciocho, diecinueve años y es la peor escoria que he redactado en mi vida. En el momento, me parecía una historia buena, sangrienta y con final inesperado; en realidad, estaba mal construida, los diálogos no sonaban bien y me desagrada en general. La mandé al antedicho site (que no voy a decir cuál es, porque quiero mantener las cosas secretas), todavía convencido de que era un cuento bueno. ¿Resultados?:

1)    Publicaron el cuento.

2)    Un atajo de góticos se metió a leerlo.

3)    Les gustó, no por la historia en sí, sino porque hay sangre y tal.

Yo entiendo que es bueno que tu historia le guste a la gente, pero así no. La odio y el hecho de que haya alcanzado a otras personas (algunas de las cuales no son precisamente catadores literarios) sólo lo hace peor

Pero la historia tiene un final feliz: la publiqué con un seudónimo (es decir, nadie sabe que soy yo). Así que ya que nadie sabe cuál es, ni dónde está… ¿qué tal si nos olvidamos de que existe? ¿Les conté de la vez que fui al concierto de Megadeth? Mira, fue chévere, Mustaine tocó y entonces…

lunes, 7 de febrero de 2011

Judson Merril vs Los Críticos

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"Te voy a decir algo sobre los críticos: todos los escritores encontrarán críticos, tanto profesionales como amateurs, desde el momento en que empiecen a escribir. Recuerda que esos hombres y mujeres que reciben sueldo por sus opiniones sobre el duro trabajo de otros caen en dos clases de persona. Uno, el hombre que critica porque no puede escribir y, dos, el hombre que saca críticas fuertes porque su escritura no basta para mantener a su familia. Ambos individuos, por supuesto, no quieren sino que tú y tu libro fracasen, del mismo modo en que tú, naturalmente, quieres que ellos fracasen en la labor que han escogido. Los duros críticos más cercanos a nosotros (en nuestra familia y círculos sociales) son los más duros de aguantar. Pero el mismo principio se aplica. Recuerda que el crítico te odia por celos y tú, también, eres libre de atacar sus carreras, ridiculizar sus elecciones personales y demandarlos por la sola custodia del bebé".

No comparto del todo la opinión, pero igual se las cuento aquí.

jueves, 3 de febrero de 2011

Mitos y Realidades de la (Venerable) Publicación

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Estaba leyendo un artículo por la novelista Gina Holmes, autora de Crossing Oceans. Dice que antes de ser publicada, se levantaba, bebía café, llevaba a los niños al colegio, iba al trabajo y escribía donde y cuando tuviera la oportunidad.
Ahora que es una autora publicada, ha ganado un par de premios y escrito un par de best-sellers, se levanta, bebe café, lleva a los niños al colegio, se va a trabajar y escribe donde y cuando tiene la oportunidad.


Suena como que nada ha cambiado, ¿verdad? Pues, según ella señala, hay algunas importantes diferencias:


1)  Su familia ya no trata su idea de publicación como un sueño utópico.


2) El tiempo que pasa soñando despierta ya no es visto como perezoso, sino productivo.


3) Antes de que se le publicara, no recibía mucho correo por parte de fans, con la excepción de alguien que escribía diciendo que tal o cual trabajo le había gustado. Ahora recibe mensajes e emails con regularidad, muchos de los cuales son capaces de mejorarle el ánimo cuando no ha tenido un buen día.


4) Ha notado que cuando habla, la gente se detiene a escuchar, porque sabiendo que es una autora publicada, asumen que lo que tiene que decir es profundo.


Un conjunto de beneficios relacionados con cómo perciben los demás al escritor, que no se aleja demasiado de las desventajas.

 


Holmes señala que ahora está bajo la presión de que sea lo que sea que escriba, el resultado debe tener calidad, porque muy probablemente será publicado y tiene que vender. Las críticas que recibe ya no son privadas, sino que están a pleno ojo público y no hay mucho que ella puede hacer para contestarlas sin verse como una dolida defensora de su obra.  Al escribir, tiene que revisar constantemente el manuscrito sabiendo que el resultado final estará en los anaqueles y la definirá como escritora. Y nosotros que creíamos saber qué era la presión del éxito.

La otra cosa, relacionada otra vez con la percepción del otro, es que la gente cree que se ha ganado un boleto a la fama y la fortuna y que ahora se da baños en oro líquido. “Todavía compro el cereal normal y ahorro lo que puedo” cuenta. “Todavía trabajo como enfermera a tiempo completo y mi salario es más de seis veces superior a lo que gané como escritora el año pasado. Aunque este año será mejor, todavía mi ingreso de enfermera será mayor. Me subí al ascensor el otro día y una colega me dijo ‘¿Todavía vives aquí? Yo te hacía viviendo en Nueva York o viajando por Europa o algo”.

Uno no puede evitar recordarse de las palabras de Palahniuk: “Se lo debo todo a la película. La suma de avance que me pagaron (en la editorial) fue tan baja que nunca se lo conté a nadie. Fueron seis mil dólares. Otros autores me han dicho que eso se llama “dinero de despedida”; una paga tan baja que se supone que el autor debe sentirse insultado y marcharse. Pero por lo menos me pagaba la renta por todo el año, así que lo acepté. Y nadie entendió al libro”.


Al final del cuento, ¿qué sentido tiene, entonces, publicar, si no te conviertes en uno de los ricos y famosos?
Como dice la señora Holmes, “mis palabras tocan a la gente en formas que yo nunca habría imaginado”. Y para un escritor, ¿no es suficiente con que alguien te diga que tu historia le sacudió y se enamoró de tal personaje?


Ja, nada más lees la frase y se te forma una sonrisa en la cara. A conciencia, sabes que sí, no te hagas, no te hagas.

Chuck es bien chhhievereee.

jueves, 27 de enero de 2011

¿Por qué escribir?

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Como una vez leí, “Escribir es como cantar: todo el mundo lo puede hacer. Eso no implica que todo el mundo lo haga bien”.

Entre que todos podemos leer, no todos tenemos la inclinación a escribir. Como señalé en otro lado, escribir es una tarea bastante extraña, si lo analizas con calma: el escritor de ficción es un tipo que dedica horas a retratar en prosa sus fantasías, sin garantía de retribución por su sacrificio. Si hay gente que no entiende por qué querrías dedicar tu tiempo a leer, hay mucha más gente que considera “abstracto” el escribir. ¿Buscas dinero al escribir? ¿Buscas fama? Hay muchos que entran en el ramo con esas metas. Y son los primeros en decepcionarse.

Empecemos de cero: nadie escribe para ser famoso. Vivimos en la época de la sobreexposición. Te puedes volver famoso haciendo un video en el que bailas disfrazado de Winnie the Pooh, subiéndolo a YouTube. Vas a Latin American Idol, haces una pésima, pero memorable actuación y ya está. Y recuerda, por cada escritor de verdad famoso, por cada Steve King y J. K. Rowling, hay cientos de autores que no lo son. La gente no va por la calle y se detiene ante la visión de Juan Escritor; la amplia mayoría en nuestro país ignora cómo se ven sus artistas, salvo los que salen en la tele (cuyo talento, interesantemente, es materia de debate). ¿Te metiste en este embrollo por fama y fortuna? Mis condolencias.

Si tu meta es el dinero, también te tengo malas noticias. En Estados Unidos, la tierra del New York Times Bestseller List, sólo el 10% de los autores gana lo suficiente como para mantenerse con la pluma. ¿Es justo? No, pero es así. Decía Chuck Palahniuk, famosísimo autor del Club de la Lucha, que su libro iba a una segunda edición y las ganancias reportadas por ventas no eran suficientes para invitarles tragos a sus amigos. En la gira por las librerías “se presentaban cuatro personas”. No fue sino hasta la película que la cosa cambió. Pero si escribir fuese una vía directa a engrosar la cuenta bancaria, ¿no te parece que todo el mundo lo intentaría? Es más barato que comprar un billete de lotería.

También están los que dicen que “yo escribo para mí, no para los demás”. Si has conocido a uno de esos, te habrás dado cuenta de que cuando pronuncian la frase, un subtítulo aparece entre el emisor y tú: “NO ME CREAS”. Si escribes para satisfacerte a ti mismo, ¿cuál es el objeto de publicar, de participar en lecturas públicas? ¿Para qué le muestras tus manuscritos a los demás? Sí escribes para ti, termina el cuento y mételo en una caja. No está dentro de tus aspiraciones el satisfacer a un público, el emocionarlo.

Te puedo dar dos razones de por qué escribo yo, una simple y una compleja. La compleja es que busco entretener. Cuando estaba en el bachillerato, dibujaba y escribía un cómic. Dedicaba mis vacaciones a ello. Cuando un primo lo descubrió, me preguntó algo que no pude responderme sino hasta ahora: “¿Por qué haces eso? O sea, ¿para qué?”
Para que la gente se enamore de mis historias, como yo me he enamorado de las de los demás. Para que te conmueva tal parte, para que te aterre aquel capítulo, para que al final del texto suspires y digas “…Wow”.
La razón simple: escribo porque me da nota. Me lo vacilo, es chévere.

Motivos, sobran. Están los que quieren desnudar sus almas al escribir y están los que quieren desnudar a las de los demás. El escritor joven escribe de sí mismo aunque hable de otros y el viejo habla de otros aunque escriba de sí mismo. Hay quienes quieren responder una pregunta sempiterna sin solución aparente. Y otros buscan sencillamente el llamado “fenómeno de la auto-trascendencia”.

Todos esos motivos (y más) son válidos. Las únicas reglas son: 1) Hazlo porque lo disfrutas y 2) Sé sincero contigo mismo al respecto. Si escribes, y te lo has planteado en serio, acuérdate de lo que dijo Brenda Ueland en “Si Quieres Escribir: Un Libro Sobre Arte, Independencia Y Espíritu”: a menos que estés escribiendo, no existes.

Brindo por eso.

sábado, 8 de enero de 2011

¿Por qué leer?

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Pasándome las fiestas en el interior del país, me di cuenta de algo harto perturbador. Todas las personas que me conocen, que me ven con más o menos frecuencia, saben que soy un bibliófilo entregado. Para este punto de mi vida, estoy, como se diría en el ámbito político, “comprometido con el proceso” literario. Suelo llevar un libro a todas partes porque nunca sabes dónde vas a tener la oportunidad de leer. Y si existe algo más saca-la-piedra que estar en una situación ladilla, es estar en una situación ladilla sin un libro.


No pasó demasiado para que las personas a mi alrededor se dieran cuenta de mi hábito. Gran cosa, no hace falta ser demasiado observador. El giro inesperado de esta historia está en que, en vez de verse como algo digno de admiración (como cabría esperar), fue visto con severa incomprensión en el mejor de los casos.


Partiendo de mis observaciones en lo absoluto científicas, piratas e improvisadas,  en el interior de esta nación suramericana, si eres un hombre saludable de 25 años y no te interesan las modas, los blackberry te dan igual, no estás pendiente de la rumba, no te desvives por ir a la playa y no tener un carro no representa el final de la civilización moderna, eres un carajo burde’ raro. Y no es que yo dedicaba el 80% de mi tiempo despierto a leer. Es cosa de mi hábito natural: siempre llevo un libro a todos lados y, siempre que puedo, leo. O sea, no lo exageré para dármelas del intelectual, el profundo (de haber sido así, dos días bastan para darte cuenta de que lo estás haciendo mal).


La pregunta subtextual cuando se me acercaban era “¿Por qué lees? Habiendo tantas cosas qué hacer con tu tiempo libre, ¿para qué leer?” La respuesta más sencilla es “Ya que tienes tiempo libre, ¿por qué no lees?” No sé qué dice de nuestra sociedad cuando se te incita activamente a que no leas. Y no estoy hablando de lo que suele haber en la biblioteca del venezolano promedio (libros de texto y de autoayuda). Esa vaina no cuenta. Estoy hablando de literatura, y de ficción en particular. Confucio una vez dijo que “El hombre siempre debe encontrar tiempo en su itinerario para leer, o se condena a sí mismo a una autoimpuesta ignorancia.” Y eso lo dice un carajo que murió antes de la publicación de Anna Karenina.


No estoy diciendo, ojo, que el interior del país sea una cuna de desprecio para el interés intelectual; hablo, empero, de mi experiencia. Y lo que yo vi es que a la gente le resulta anormal que quieras de regalo navideño a un libro. Y si encima escribes, eres el espécimen más bizarro que puede haber en la fauna humana. En realidad, es muy sencillo. Hay gente que nace para los carros de carrera, gente que nace para el béisbol, para la religión y para el estudio de insectos. También hay gente que nace para la literatura. Yo soy de los que opina que todo está permitido, mientras tu vocación no sea destripar prostitutas (que también los hay). Si el día de mañana se prohibieran los libros (y con ciertos gobiernos, no es un escenario del todo imposible), te apuesto que aparecería una sociedad secreta de lectores y cuando todas las luces se apaguen, alguien estará en un rincón leyendo a la luz de una vela.


Si el argumento en contra de la lectura es que “mejor es salir y ejercitar tu cuerpo,” te cuento que leer algo como El Exorcista es el equivalente mental de hacer un maratón olímpico, con seiscientas flexiones. No podría enumerar los beneficios de leer, pero si quieres uno que te potencie socialmente, aquí está: leer te hace una persona más interesante. Vas a ser de los que comprenden todas las referencias que los demás comentan, cuando abras la boca tenderás a la elocuencia (que no es lo mismo que la verborragia) y tendrás mayor comprensión tanto de ti mismo, como de los demás, porque con toda la información que un libro de ficción pueda tener (no es un manual de instrucciones, obvio), el tema en el corazón de toda novela buena es la condición humana. El por qué somos como somos y por qué el mundo es como es.


Pero hablando claro, ¿para qué querrías leer? En serio, es una pérdida de tiempo horrible. Sal y… juega fútbol o algo. ¿Por qué leer, digamos, Desde Rusia Con Amor y conocer sobre la organización del contraespionaje ruso, los procesos burocráticos en la antigua Unión Soviética, la cultura turca y gitana, el funcionamiento de armas letales, geografía de Europa Oriental Y ENCIMA entretenerte con una buena historia? No tiene sentido, ¿verdad?


Hay peores crímenes que quemar libros. Uno de ellos es no leerlos.
Ray Bradbury.
 

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