sábado, 8 de enero de 2011

¿Por qué leer?


 

Pasándome las fiestas en el interior del país, me di cuenta de algo harto perturbador. Todas las personas que me conocen, que me ven con más o menos frecuencia, saben que soy un bibliófilo entregado. Para este punto de mi vida, estoy, como se diría en el ámbito político, “comprometido con el proceso” literario. Suelo llevar un libro a todas partes porque nunca sabes dónde vas a tener la oportunidad de leer. Y si existe algo más saca-la-piedra que estar en una situación ladilla, es estar en una situación ladilla sin un libro.


No pasó demasiado para que las personas a mi alrededor se dieran cuenta de mi hábito. Gran cosa, no hace falta ser demasiado observador. El giro inesperado de esta historia está en que, en vez de verse como algo digno de admiración (como cabría esperar), fue visto con severa incomprensión en el mejor de los casos.


Partiendo de mis observaciones en lo absoluto científicas, piratas e improvisadas,  en el interior de esta nación suramericana, si eres un hombre saludable de 25 años y no te interesan las modas, los blackberry te dan igual, no estás pendiente de la rumba, no te desvives por ir a la playa y no tener un carro no representa el final de la civilización moderna, eres un carajo burde’ raro. Y no es que yo dedicaba el 80% de mi tiempo despierto a leer. Es cosa de mi hábito natural: siempre llevo un libro a todos lados y, siempre que puedo, leo. O sea, no lo exageré para dármelas del intelectual, el profundo (de haber sido así, dos días bastan para darte cuenta de que lo estás haciendo mal).


La pregunta subtextual cuando se me acercaban era “¿Por qué lees? Habiendo tantas cosas qué hacer con tu tiempo libre, ¿para qué leer?” La respuesta más sencilla es “Ya que tienes tiempo libre, ¿por qué no lees?” No sé qué dice de nuestra sociedad cuando se te incita activamente a que no leas. Y no estoy hablando de lo que suele haber en la biblioteca del venezolano promedio (libros de texto y de autoayuda). Esa vaina no cuenta. Estoy hablando de literatura, y de ficción en particular. Confucio una vez dijo que “El hombre siempre debe encontrar tiempo en su itinerario para leer, o se condena a sí mismo a una autoimpuesta ignorancia.” Y eso lo dice un carajo que murió antes de la publicación de Anna Karenina.


No estoy diciendo, ojo, que el interior del país sea una cuna de desprecio para el interés intelectual; hablo, empero, de mi experiencia. Y lo que yo vi es que a la gente le resulta anormal que quieras de regalo navideño a un libro. Y si encima escribes, eres el espécimen más bizarro que puede haber en la fauna humana. En realidad, es muy sencillo. Hay gente que nace para los carros de carrera, gente que nace para el béisbol, para la religión y para el estudio de insectos. También hay gente que nace para la literatura. Yo soy de los que opina que todo está permitido, mientras tu vocación no sea destripar prostitutas (que también los hay). Si el día de mañana se prohibieran los libros (y con ciertos gobiernos, no es un escenario del todo imposible), te apuesto que aparecería una sociedad secreta de lectores y cuando todas las luces se apaguen, alguien estará en un rincón leyendo a la luz de una vela.


Si el argumento en contra de la lectura es que “mejor es salir y ejercitar tu cuerpo,” te cuento que leer algo como El Exorcista es el equivalente mental de hacer un maratón olímpico, con seiscientas flexiones. No podría enumerar los beneficios de leer, pero si quieres uno que te potencie socialmente, aquí está: leer te hace una persona más interesante. Vas a ser de los que comprenden todas las referencias que los demás comentan, cuando abras la boca tenderás a la elocuencia (que no es lo mismo que la verborragia) y tendrás mayor comprensión tanto de ti mismo, como de los demás, porque con toda la información que un libro de ficción pueda tener (no es un manual de instrucciones, obvio), el tema en el corazón de toda novela buena es la condición humana. El por qué somos como somos y por qué el mundo es como es.


Pero hablando claro, ¿para qué querrías leer? En serio, es una pérdida de tiempo horrible. Sal y… juega fútbol o algo. ¿Por qué leer, digamos, Desde Rusia Con Amor y conocer sobre la organización del contraespionaje ruso, los procesos burocráticos en la antigua Unión Soviética, la cultura turca y gitana, el funcionamiento de armas letales, geografía de Europa Oriental Y ENCIMA entretenerte con una buena historia? No tiene sentido, ¿verdad?


Hay peores crímenes que quemar libros. Uno de ellos es no leerlos.
Ray Bradbury.

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